Estallido social
NACIONAL

18 de octubre: a un año del estallido por un nuevo Chile

Por: Claudio Martínez, concejal de Melipilla

“El 18 de octubre marca un año desde el inicio del estallido social que, a pesar de la pandemia que, prácticamente, puso en cuarentena a todo Chile por siete meses, parece no apagarse y no podemos desconocerlo.

Está en las conversaciones, en las discusiones, en los discursos, en los análisis.

De alguna forma, está en cada uno de nosotros, como un sonido constante que amenaza con volver a emerger, sin calcular sus dimensiones.

¿Qué ha pasado desde el 18 de octubre de 2019?

Lo cierto es que la gente, los y las jóvenes, los trabajadores y trabajadoras, los pobladores y pobladoras, el movimiento feminista, la lucha de las minorías, pusieron frente a los ojos del mundo, una realidad que muchos no reconocían y, menos, entendían.

La respuesta del Gobierno demostró ser lenta y desorientada, como buscando poner un parche frente a lo que miraban como un conflicto más que la opción verdadera del alivio a corto plazo, o de la transformación profunda ante el potente llamado de las voces en las calles.

Han pasado 365 días y aún no se reconoce voluntad, avances reales, cambio de actitud ni proyección por parte de nuestras autoridades. Los pocos logros verdaderos responden exclusivamente a este espontaneo movimiento que se cansó de escuchar y de esperar.

Concejal de Melipilla, Claudio Martínez.


La oportunidad es histórica, pero para entender la realidad y crecer con ella hay que mirar de frente, abrir las puertas y ventanas, respirar fuerte, pensar rápido y actuar. Hay temas que no pueden esperar, en Chile, en la Región y en Melipilla.

Familias del 2020 sin servicios básicos, estudiantes sin oportunidades, jóvenes que no recibieron apoyo ni orientación real, mujeres que viven en desigualdad, delincuencia que preocupa y que encuentra sus causas en el modelo, trabajos mal remunerados, injusticias diversas del sistema que, si no se cambia desde los cimientos, sólo le cambian la fecha de caducidad.


Durante estos años el gran pretexto fue el crecimiento económico y que “mejoramos nuestra calidad de vida”. Pueden haber mejorado algunos factores económicos como el Producto Interno Bruto (PIB), sin embargo, ni estamos mejor ni somos parte de una sociedad feliz.

Algunos dirán que para alcanzar el bienestar se necesita dinero, eso nos han enseñado por décadas, pero al mismo tiempo el sistema nos ofrece una salud impagable, un sistema de pensiones frágil y abusivo, una educación como un negocio y demasiados etcéteras.

Servel

¿Cuál es el camino, entonces?

Tenemos que reinventar un sistema social, económico y político que responda a lo social, y para ello necesitamos al país entero.

Esto, porque no todo está perdido, el estallido y la pandemia nos permitió volver a mirarnos, a confiar en el otro, a reconocer el valor de los emprendedores; la fuerza de las mujeres; la rebeldía enriquecedora de los y las jóvenes.

Encontramos la sinergia de sumar, de reunirnos para ser mejores para todos y no medirnos sólo por el éxito personal y la capacidad de consumo.

Lo que se viene

No todo es un negocio en este Chile que viene. Y el cambio comienza, por ejemplo, con aprobar una Nueva Constitución, creada por sus propios ciudadanos, a través de una Convención Constitucional.

El próximo 25 de octubre, tenemos una oportunidad única de crecer en acuerdos y que sea el primer paso para poner al ser humano en el centro de una sociedad realmente más justa, digna y llena de esperanzas”.