Acuerdo para una nueva Constitución: ¿Y qué pasó con las demandas urgentes?
Por: Daisy Castillo Triviños
Los abrazos, palmotazos, sonrisas y hasta uno que otro parlamentario casi desconocido, porque pertenece a “la nueva camada” de legisladores, han sido parte de las imágenes con las que se ha pretendido “demostrar” la trascendencia del acuerdo alcanzado entre la clase política, para definir los mecanismos que permitan llegar a una nueva Constitución.
El punto es que, entre tanta algarabía, lo que ha quedado en un segundo plano y, francamente, quizás en la última fila, son las demandas que requieren de cambios urgentes y rápidos. Por ejemplo: el sistema de AFP que garantiza pensiones miserables, la salud, la educación, y el sueldo ético. ¿Se olvidaron de esas demandas por las que miles de chilenos salieron durante cuatro semanas a manifestarse en la calles?
Después de tiras y aflojas, entre la derecha y la izquierda -restándose el Partido Comunista-, se llega a un acuerdo en búsqueda de lo que podría ser una nueva Constitución para Chile. Lo central es saber qué pasará con las demandas sociales más inmediatas y que ya no pueden seguir en espera, lo han estado por más de treinta años.
Da la impresión de que se ha pretendido levantar un manto imaginario que lleve a pensar que, de un día para otro, Chile recuperó la paz y que lo único que necesitaba era que la clase política se pusiera de acuerdo, en algo al menos, aunque ese algo sea a mediano o largo plazo, porque, a corto plazo no lo es.
Un solo dato para darse cuenta que el panorama que se viene no es muy alentador, porque los parlamentarios juegan en todo esto un rol significativo. La presidenta de la UDI, Jacqueline van Rysselberghe, en entrevista en Radio Duna, sobre la posibilidad de un plebiscito, ya dijo hoy: Yo voy a votar que no”. Quizás, cuantos chilenos más, sigan su postura y, entonces, ¿se avanzará?
Hay que tener en claro, que la “convención” será electa con mismo sistema aplicable a los diputados. Con esto, es improbable que un independiente sin apoyo de un partido político sea electo, excluyendo a gran parte de nuestra sociedad.
Además, el órgano constituyente deberá aprobar las normas y el reglamento de votación de las mismas por un quórum de dos tercios de sus miembros en ejercicio.
El ex fiscal, Carlos Gajardo, en su cuenta de Twitter escribió: “Exigir 2/3 de los votos para modificar lo existente es volver a la lógica del binominal. Es establecer el derecho de veto de una minoría que tenga un tercio de los votos sobre lo que la mayoría decida. Es que el 34% valga lo mismo que el 66%”.
¡El Acuerdo!
Para que usted tenga claro el escenario que contempla este acuerdo que todos, salvo los comunistas, aplauden. Aquí se lo explicamos:
Habrá un plebiscito de entrada en abril de 2020 y se realizarán dos consultas a la ciudadanía. La primera: si se está de acuerdo o no con cambiar la Carta Fundamental e iniciar un procedimiento para elaborar una nueva Constitución y, en segundo lugar, en el caso que se aprobara la idea de una nueva Constitución, hay dos alternativas.
¿Cuáles son alternativas? Una Convención Constituyente integrada por un 100% de delegados electos para este propósito y una Convención Mixta Constituyente, conformada por 50% de parlamentarios en ejercicio y 50% de delegados electos.