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NACIONAL

¡Editorial!: Cadena de errores en un Chile, ni siquiera a medias: Cifra de muertos por Covid-19 llega a 2.190

Por: Daisy Castillo Triviños

¡Traspié una y otra vez! Así se puede definir lo que ha ocurrido frente a la pandemia del Coronavirus y las políticas de salud públicas implementadas por el Gobierno. Un día, que se usen mascarillas en todos los espacios públicos, luego, sólo en algunos lugares cerrados, después que en la cifra de fallecidos incorporaron a los recuperados, lo que, bajo cualquier criterio técnico es, absolutamente, impensado, no corresponde. Y, con llamados al retorno de la “nueva normalidad”, con aperturas de malls que, un par de horas después, producto del tumulto de gente, debieron cerrar.

Y, lamentablemente, en las últimas horas, nos enteramos que el Ministerio de Salud, decidió acoger las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en virtud de lo cual, el número de muertos en el país, es mayor a lo que, hasta ahora y después de dos meses de la expansión del Covid-19, se había manifestado: son 2.190 las personas que han muerto, a la fecha, debido al Coronavirus. Eso, según lo indicado por el Ministerio de Salud, encabezado por el Ministro, Jaime Mañalich, sobre quien, sabemos, hay una seguidilla de cuestionamientos por el manejo de la crisis sanitaria que enfrentamos y que llevan a tener dudas y a ser suspicaces cuando de cifras se trata.

En esta jornada de domingo, el Ministro, Jaime Mañalich, afirmó lo siguiente: “Cuando cambiamos metodológicamente, según recomendación OMS, nos corresponde ir más allá y revisamos BBDD de fallecidos del Registro Civil y consolidamos en un solo registro todos los informes”, agregando que “nos lleva a la necesidad de reconocer, según recomendaciones OMS, a asignar como posibles casos de muertes un número de 653 personas”.

El Secretario de Estado, quien logró mantenerse en el cargo, tras el reciente juego de sillas musicales en La Moneda, pese a las críticas en su contra, afirmó también este domingo que “con relación a los fallecidos, llegamos a 96 en las últimas 24 horas. Se incluyen personas que se informan con fecha de fallecimiento anterior”.

Y usando el mismo lenguaje del Ministro, Mañalich, lo que queda claro es que la estrategia de salud utilizada por esta admnistración de Piñera, se cayó como un castillo de naipes, se fue al suelo. El punto es saber si aún se está a tiempo de asumir esta pandemia como corresponde, con las medidas que son urgentes y que la atención primaria, de verdad, tenga la posibilidad de ejercer su rol que, tardíamente, este Gobierno, frente al Covid-19, asumió.

¡No es un juego!

El problema de lo que se ha evidenciado en los últimos dos meses es por parte de quienes están en el Gobierno, en la toma de decisiones, más allá de que sean de derecha o fueran de izquierda, da lo mismo, es que se dejaron fuera los estudios de expertos internacionales, también los estudios de entendidos chilenos y hasta las sugerencias del Comité Asesor del Gobierno, tampoco fueron escuchadas. Entonces, tratando de enfrentar una pandemia, borrando toda la experiencia médica y de salud que en Chile existe frente al tema, se llega a un escenario como el actual: poco auspicioso, con declaraciones de funcionarios públicos que forman parte del Ministerio de Salud que no se sostienen y cambian de un día para otro, con aislamientos que parten en 14 días, después que lo fijan en 10, cuarentenas dinámicas -concepto que ni la OMS acuña- y fiscalizaciones para que la ciudadanía cumpla con las restricciones, que son un saludo a la bandera.

Y, a eso se suma, que regiones como la de Valparaíso que lleva más de un mes solicitando que se decrete cuarentena y se impida que la gente viaje a su segunda vivienda como si no pasara nada malo, no hay caso, todo sigue igual en la zona: las calles atestadas de gente vitrineando, vendedores ambulantes que se expandieron como moscas y uno que otro usando mascarilla como corresponde, no a la altura de la garganta.

Lo que estamos viviendo no debiera llamar la atención, salvo lo que corresponde al mal manejo sanitario de parte de las autoridades del Gobierno de turno, pero el resto no debiera sorprendernos en un país subdesarrollado, lo que crean que vamos en vías de desarrollo, están equivocados. Chile es un país donde prima el individualismo, el mirar al otro por debajo del hombro -aunque ese otro tenga preparación y formación, pero el que lo mira por debajo, sólo pertenezca a una partido y con suerte terminara cuarto medio o lo terminara en esos cursos a la rapidita de dos por tres-.

Sólo estamos en presencia de lo que se ha construido en un país, donde algunos ahora se admiran de que existan personas pobres, que no tienen comida, ni agua caliente, ni un balón de gas para conectar la estufa y, literalmente, se pasan de frío. Ése es el país, que unos cuantos, los con poder, los beneficiados del Estado por años, por décadas, han construido, mientras otro grupo, donde muchos trabajan a diario y se esfuerzan, siguen sufriendo las desigualdades de un sistema que está pensado para que unos pocos, sean los que ganan, o sea, un capitalismo a la medida de un sector transversal, porque los beneficiados son de izquierda y de derecha.

Un Chile, que uno pensaría que ni siquiera es a medias, un Chile mediocre, donde las autoridades y la clase política son responsables de lo que se ha formado por años. Y, a ellos se suman, ni siquiera los “porfiados” como los define el Presidente, Sebastián Piñera, a quienes incumplen la Cuarentena, sino que son esos inconscientes, esos idiotas en el más profundo sentido de la palabra y sin criterio.

Uno legítimanete puede pensar: ¡Si aquellos que se creen invencibles, se quieren contagiar, es su problema, no me importa el riesgo que corren! Sin embargo, no tienen ningún derecho a atentar contra la integridad física y la salud del resto y con llamarles la atención y enviarlos de vuelta a la casa, no se consigue nada. No son “porfiados”, son lo que son, casi inhumanos, porque tratarlos de humanos, ya es mucho que decir. Entonces, ya es tiempo de endurecer las fiscalizaciones y el que viaja a su segunda vivienda, el que participa u organiza fiestas clandestinas, que esté expuesto a sanciones reales y no al “nanai”, ahora, de Carabineros.