EDITORIAL: Fronteras en Chile “el descontrol y la permisividad, una fusión peligrosa”

“Colchane es una pequeña localidad fronteriza con Bolivia, que se encuentra en la Región de Tarapacá, lugar en el cual hacen patria 1629 personas, chilenos de tomo y lomo, muchos de ellos, pertenecientes al pueblo originario Aymará. Todos ellos son nuestros custodios de la frontera norte. Como se ha difundido en la prensa, en los últimos días, se ha generado una grave crisis sanitaria para los ciudadanos de ese poblado, que ha sido ocultada bajo el eufemismo de “Crisis Humanitaria”, concepto que no cabe en este caso y que ha sido producto del ingreso de más 2000 inmigrantes ilegales provenientes de Venezuela. Estos, han accedido al país burlando todo tipo de control fronterizo, por zonas conocidas como vías de tráfico de drogas. Esa cifra de indocumentados aumenta día a día, ante la pasividad y parsimonia del Gobierno de Chile, encabezado por Sebastián Piñera y su acólito ministerial, Rodrigo Delgado. Antes de profundizar, es pertinente aclarar la razón por la cual, la situación en Venezuela no es una crisis humanitaria, cuestión que, por cierto, no compete a Chile. De acuerdo a expertos, “La crisis humanitaria, es una categoría del Derecho Internacional Humanitario, que hace referencia tanto a desastres naturales como a conflictos bélicos de alta densidad.” Además, “Un rasgo elemental de los países con crisis humanitarias son los desplazamientos forzados, para resguardarse de los enfrentamientos violentos (como ocurre en los casos de Siria, Afganistán, Sudán del Sur, Myanmar y Somalia)”. La gravedad Para dar contexto, el propio alcalde de Colchan, Javier García, ha manifestado su evidente preocupación ante este escenario, donde muchos venezolanos han procedido a atacar a la población local, usurpando sus propiedades y robando todos los muebles y enseres de quienes con mucho esfuerzo, han construido su hogar, ante la evidente ausencia de protección policial, sumado a la inoperancia del Ejecutivo. El edil ha insistido, a través de los medios de prensa, en la necesidad de que se entregue ayuda a la comuna y, en ese sentido, ha dicho que “muchas de las familias vienen con menores de edad y lactantes. Están en una situación crítica, por lo cual se requiere un apoyo urgente, sobre todo para trasladarlos a los centros de cuarentena”. Hemos visto, en las últimas horas, testimonios de gente que vive en esa comuna y que está pidiendo que las autoridades pongan orden y controlen la situación. “A mis vecinos le hicieron tira las puertas, ya no puedo aguantar acá “, lamentó una mujer, haciendo un llamado al Presidente, Sebastián Piñera: “¿Por qué no se lleva a esa gente, por qué no la traslada? ¿Por qué tienen que estar paralizando a Colchane? La gente está sufriendo acá”. ¡Militares a la zona! Recién el viernes 5 de febrero, se habló del envío de militares a custodiar la frontera, medida tardía, aunque, al menos, se adoptó, aunque aún no se ejecuta y no hay fecha concreta para hacerlo.  Esto, luego que se decidiera la aplicación del Decreto 265 sobre la acción de Fuerzas Armadas y de Orden en el control de las fronteras, que permite a las FF. AA colaborar en el control de la migración ilegal por pasos no habilitados, prestando apoyo logístico, tecnológico y de transporte. Pero ¿y qué se está haciendo respecto al tema migratorio? Ésa es la interrogante que nadie es capaz de responder. Se habla de un Plan del Gobierno para enfrentar la situación del descontrol migratorio ilegal y que se daría a conocer en los próximos días. Uno se pregunta, ¿Cómo en unos días más?, ¿se puede seguir esperando? ¿no había suficiente evidencia para haber tenido un plan ante una eventual crisis?, ¿alguien en el Ministerio del Interior sabrá el concepto de “control de crisis” ? Al parecer, no. Una política de brazos abiertos a los ilegales La cuestión migratoria es un tema delicado y está sujeto a diversos factores, tremendamente complejo y que requieren de un equilibrio constante, que no han sido comprendidos por la autoridad de turno.   Chile no es un país rico, a pesar de los pocos que concentran la riqueza, y algo que la gente olvida, en nuestro territorio se encuentran los últimos recursos hídricos de Sud-América, cuestión que debe ser objeto de una política pública más enérgica y que proteja los intereses nacionales, por sobre grupos económicos que están al acecho como ocurre hoy. Sólo adelanto, que la crisis humanitaria del agua, la sufrirá Chile en no más de 20 años y recuerden, nadie ayudará a este país. El que lleguen a Chile, miles de migrantes y lo hagan en forma ilegal, es responsabilidad de los gobiernos de turno. Desafortunadamente, la autoridad política ha permitido que ingresen todo tipo de personas, entre las cuales se encuentran peligrosos criminales, narcotraficantes y ahora último, traficantes de personas, fenómeno del cual Chile no tenía antecedentes y que genera desapariciones forzadas de seres humanos, trata de blancas o prostitución, y quién sabe si esto habilita un mercado de órganos a nivel internacional. El asunto no para ahí. Las consecuencias de la migración descontrolada perjudican no sólo a la población local, chilena, sino que perjudica a aquellos migrantes regulares que ingresaron al país cumpliendo con todas las reglas que impone – o imponía – nuestro derecho. Como consecuencia, se produce la precariedad de los empleos, el aumento del racismo y la xenofobia, lo que alentará el nacimiento de grupos radicales que atenten contra la población migrante y, a su vez, la generación de grupos de autodefensa, provocando cruentos choques armados. El caldo de cultivo de una guerra civil. Si el Estado en su conjunto (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) no interviene ahora, los resultados serán catastróficos y producirá la ruina del país, transformándolo en un Estado Fallido”.