El Gobierno y fundaciones “truchas”: frente a una tragedia griega
Por: Daisy Castillo Triviños.
Hace unos días, escuchamos al senador, Juan Luis Castro, decir que “me da una vergüenza enorme estar apoyando al gobierno”. Y, si, de verdad, le da tanta vergüenza, le genera tanto resquemor la gestión o nula gestión de Gabriel Boric, entonces, ¿para que lo sigue apoyando? Algo, de seguro, debe ganar, porque apoyar a un equipo de ineptos, que no le han trabajado ni un día a nadie y que saltaron de ser egresados o titulados a tener cupos en el Congreso, cero aporte, no fue por mérito, por experiencia o trayectoria, simplemente, por contactos políticos, por armar una manga de manifestantes e intentar echar abajo al gobierno de Sebastián Piñera.
Antes, los llamados pingüinos se manifestaron, bajo el gobierno de la siempre sonriente, Michelle Bachelet y todo terminó en el dirigente estudiantil de la UC, Giorgio Jackson -un mal líder ideológico- metiendo a amigos y parentela en el Ministerio de Educación. Boric, hizo lo mismo, con su hermano en la Universidad de Chile.
Desde que asumió la administración de Boric, estamos siendo testigos de una seguidilla de desaciertos, de incompetencias, de cero manejo político, de cero conocimiento en normas tributarias, de diplomacia ni hablar, de lo que hablen, quedan mal, porque no son capaces. No les da la cabeza para pensar en algo que no sea más que continuar dividiendo a los chilenos y su, supuesta, lucha de igualdad de clases. Los diputados del PC, con autos de alta gama, un embajador en España -ordinario como él puede ser-, comiendo los mejores manjares y no debe siquiera saber hilar una frase que no sea “Revolución”, “ganamos los arbolitos”. ¡Por esos, arbolitos que no estudian, que están en las calles pasando las tardes con droga y alcohol, se le debe la llegada del magallánico al gobierno!
Todo es tan mediocre, tan vulgar, tan ordinariamente rasca que, hasta los robos, nadie se los cree, porque son auto robos para desviar la atención de las fundaciones con convenios “truchos”, de una izquierda que se gasta millones en comprarse ropa interior -con suerte conocía la ropa de algodón esa mujer- y, así, día por día, vamos con más corrupción disfrazada de distinta manera, con otros nombres, “error”, “mal cálculo político”.
Lo que está pasando con las fundaciones se llama corrupción, se llama robo, se llama delincuencia. Y los de izquierda le bajan el perfil a lo que ya no se puede, han caído en su trampa como los ratones que se quedan atrapados en la trampa con un suculento queso frente a ellos. El problema que ese queso, esos recursos estaban destinados para personas de escasos recursos. ¡Rateros, miserables ladrones que llegaron al gobierno a cambiarse de lentes todos los días, o aparecer tras una licencia casi vestida de andrajos, mientras tu pareja se llenó los bolsillos de plata! ¡Una patota de delincuentes, hábiles y descarados!
¿Y qué pasa con los llamados socialistas democráticos? El PS quemó todas sus naves, todas sus fichas se fueron a pique, siguen atrapados y están a punto de convertirse en otro cadáver como lo es la actual DC. Van al desastre, igual que el gobierno del magallánico Boric. Ya no tienen opción, no hay esperanza de reconversión por parte de los que están pretendiendo gobernar.
La condena ya está llegando, con un porcentaje de adhesión al gobierno cada vez más bajo, con cifras deplorables, que dan vergüenza. Los “moralmente superiores” no son más que un grupo de pobre tipos de izquierda que con sus eslóganes le recordaron al lumpen que tienen que salir a las calles, porque esos no tienen nada que perder. Y, ese lumpen, apareció en el último gobierno de Sebastián Piñera, y terminaron destruyendo el país, quemándolo todo, saqueando todo, robándoselo todo.
¿Hay que mejorar los estándares de transparencia y de probidad? No, lo que no debe haber son corruptos en los cargos de gobierno, en los cargos de jefatura. ¿Qué pasa con las responsabilidades políticas? Nada, ninguno. Y Boric habla de no permitir actos de corrupción, pero no hace nada, al no remover a nadie de su pésimo gabinete, un ramillete variopinta, de múltiples colores. ¿Dónde están las querellas por parte del Gobierno? Nada, todo tranquilo. ¿Y los conflictos de intereses?, ¿no hay, acaso, una red de corrupción a nivel nacional?
¿Vendrá pronto un cambio de gabinete o una acusación constitucional en contra del propio Presidente Boric?
El panorama no es nada bueno…hay que ajustar los cinturones.