Cifuentes
POLÍTICA

La obstinación del gobierno de Boric con su fallida Reforma Tributaria

Por: César Cifuentes.

Fuimos testigos en los últimos días, de la estrepitosa derrota del gobierno con su Reforma Tributaria, el pilar en que, precisamente, se basa la administración de Boric para sus cuatro años de gestión.

Recordemos que la Cámara de Diputados rechazó la idea de legislar la Reforma Tributaria lo que, en la práctica, significa poner un freno a la discusión y debate del proyecto. Un portazo en la cara de Boric y de su equipo. Así de claro y simple.
Con este rechazo la propuesta actual terminaría su tramitación en el Congreso y el gobierno no podría volver a presentar otra reforma tributaria sobre las mismas materias por un período de 1 año.

La reforma tributaria rechazada buscaba incrementar la recaudación fiscal en aproximadamente 3,6% del PIB a través de diversas modificaciones al sistema tributario chileno, incluyendo un aumento de las tasas de los impuestos personales, la creación de un impuesto al patrimonio y la incorporación de un impuesto a las utilidades retenidas de sociedades de inversión, entre otras modificaciones.

Y, en medio de este escenario, no hay que olvidar que esta administración no cuenta con un amplio respaldo ciudadano, todo lo contrario y así lo demuestran las encuestas de opinión que se dan a conocer periódicamente. Un ejemplo concreto: según la Encuesta Cadem, el Presidente termina su primer año de gobierno con un 35% de aprobación promedio. El peor inicio desde 1990 -12puntos que Sebastián Piñera y -10 puntos que Michelle Bachelet en sus últimos gobiernos.

¿Qué es lo que se viene tras el rechazo de la Reforma Tributaria? La insistencia del gobierno en sacar adelante su proyecto que le permite financiar las promesas que se hizo en campaña y que, ahora, quedan en el aire, porque no hay financiamiento.

Hay que indicar que, al Ejecutivo, le queda por estos días evaluar si hará uso o no de su derecho de insistencia (art. 68 de la Constitución). En tal caso, el Presidente de la República ,“podrá solicitar que el mensaje pase a la otra Cámara y, si esta lo aprueba en general por los dos tercios de sus miembros presentes, volverá a la de su origen”. Además, define que “sólo se considerará desechado si esta Cámara lo rechaza con el voto de los dos tercios de sus miembros presentes”.
El mismo día del rechazo de la Reforma Tributaria, el Ministro de Hacienda, Mario Marcel, absolutamente molesto, dijo que el rechazo era una mala noticia para el país, una mala noticia para los pensionados, para el aumento de la PGU. Agregó que es una mala noticia para las pymes y la clase media, una mala noticia para la inversión y la productividad. ¡Un escenario de las penas del infierno y generando miedo!

Días después de esas acaloradas declaraciones, Marcel adoptando forzadamente un tono moderado -para tratar de convencer no sólo a la derecha, sino conseguir apoyo del sector de izquierda-, le bajó el perfil al tema. Y, ahora, ya sabemos que el gobierno va a insistir en el proyecto de Reforma Tributaria. No el mismo, el original, sino que modificándolo.

¿Qué fue lo que dijo Marcel? Lo siguiente: “Es más importante tener claro sobre cuál va a ser el proyecto con el cual vamos a insistir. El Gobierno no ha desechado la insistencia en el Senado. Para insistir en el Senado no es necesario ir con el mismo proyecto”, agregó.

Agregó que “de la misma manera en que la norma de acuerdo a la cual no se puede presentar un proyecto rechazado dentro de un año y eso involucra todo su contenido, de la misma lógica uno puede insistir con un proyecto que no sea una copia del que fue rechazado en general”.

Como verán, estamos siendo testigos de la obstinación, de la insistencia del gobierno de Boric con el tema de la Reforma Tributaria. No le queda otra alternativa, porque no hay forma de financiar sus promesas, si no hay dinero de sustento. Eso, demuestra que a los “arbolitos” que le dieron su voto, fueron engañados, se les prometió la tierra y el cielo y, ¿en qué estamos? Justo en medio de una caída estrepitosa. Hay una moraleja en todo esto: ¡no regalen el voto de nuevo!