Madre de Ricardo Harex sobre eventual arribo de jueces que conocieron el caso y podrían llegar a la Corte de Apelaciones de Punta Arenas: “Sería nefasto para nosotros”
Por: Daisy Castillo Triviños
19 de octubre de 2001. Fue la fecha en que desapareció Ricardo Harex, estudiante de enseñanza media de Punta Arenas y de quien, hace 20 años, aún no se sabe su paradero, ni tampoco las circunstancias que rodean su caso. Sin embargo, algunos de los personajes que estuvieron ligados a la investigación de la causa, aparecen en la palestra ante la opción por ascender en su carrera judicial, aunque su historial genere reproches.
En febrero de 2007, Claudio Jara, magistrado del Segundo Juzgado de Punta Arenas asumió la investigación del caso Harex, teniendo como objetivo el “agotar todas las líneas de investigativas”. Sin embargo, el 26 de mayo de 2009, cerró el sumario, asegurando que, según él, “están agotadas todas las investigaciones”. Y, es precisamente el mismo Claudio Jara, a su vez otro de los jueces, José Octavio Flores, el mismo que es cuestionado por no haber incautado los registros de vigilancia del último lugar donde se vio a Ricardo (Esso Market de Diagonal Don Bosco), y por las filtraciones en el proceso y -sobre quienes reconocidos abogados de la plaza sindican como jueces que hicieron una negligente gestión en el mismo caso-, ahora podrían ascender a Ministros de la Corte de Apelaciones de Punta Arenas y volver a conocer del caso Harex.
Tras el cierre del sumario decretado por Jara, asumió el caso, hasta hoy, la Ministra en Visita, Marta Pinto, quien reabrió la causa, dándose cuenta de que hubo una deficiente indagatoria, que llevó a citar a nuevas personas, ampliando el rango de las pesquisas y de las teorías, entre las que no se descarta el rol de la Iglesia Católica y la protección a uno de sus religiosos, Rismky Rojas, director del Liceo Salesiano San José, donde estudiaba Ricardo. Rojas, recordemos, se suicidó el 2 de marzo de 2011, luego de haber sido acusado de abusos sexuales contra menores de edad.
Manto de silencio
Margot González, madre de Ricardo Harex, quien en estos veinte años jamás ha dejado de buscar a su hijo, al enterarse de que el juez, que uno de estos jueces podría ascender a la Corte de Apelaciones de Punta Arenas, exclama de manera espontánea: “¡Ay, Dios mío! Pedimos con el Centro de Atención a Víctimas que nos dejaran leer el expediente (cuando Jara llevaba la causa), así es que yo iba todos los días, de lunes a viernes. Me acompañaba el abogado o la directora del centro. Una o dos veces conversó conmigo, de ahí en adelante hablaba la actuaria conmigo, él no se dirigía a mí. Me pasaba a saludar atentamente, pero de ahí a cuando yo tenía que pedir algo, o tenía alguna duda, me tenía que entrevistar con la actuaria”.
¿Qué opina de la posible llegada de algunos de los jueces que conocieron del caso Harex al cargo de Ministro de la Corte de Apelaciones de Punta Arenas?
-¡No lo puedo creer! Sería nefasto para nosotros. En un principio, también el juez, Octavio Flores trató de llegar a la Corte de Apelaciones (fue el primer juez de la causa) y cometió un grave error en la investigación sobre mi hijo. Con este otro magistrado (refiriéndose a Jara) no vamos a tener ningún apoyo. Me preocupa que lleguen a la Corte de Apelaciones.
¿Cómo ha sido para usted y su familia estos 20 años que han transcurrido desde la desaparición de Ricardo?
-Ha sido, sumamente difícil, porque son 20 años en que se ha hecho lo que se ha podido, pero no hay resultados y, más encima, si está metida la Iglesia Católica, menos todavía, puede quedar en nada. Realmente, cansa tanto engaño, tanta mentira, porque al final, hay desilusión.
¿De qué manera, a su juicio, se puede entender que después de 20 años y de una serie de diligencias, nada conduce a ningún resultado para saber el paradero de Ricardo? Se ha dicho que se le vio en una estación de servicio y que el video lo hizo desaparecer el sacerdote, Rismky Rojas.
-Rismky Rojas tenía acceso a todo, acá en Punta Arenas era una autoridad, si él pedía las cámaras, tienen que habérselas dado, además, era muy amigo del concesionario de turno del local, por ahí va la cosa. Nos dicen, en todo caso, que está comprobado que Ricardo no pasó por ahí (por el servicentro).
¿Usted tiene alguna idea sobre lo que pudo haber pasado con su hijo?
-Todo indica que tuvo que ver Rismky Rojas, director del Liceo San José. Se comprobó también que él había estado afuera de la fiesta, esperaba a los estudiantes afuera, cada vez que iban a una discoteca, él los iba a buscar. Y si los niños andaban con trago, no sé si los cuidaba, incluso, tenía contacto con Carabineros y los Carabineros, en vez de llamar a los padres de los jóvenes, lo llamaban a él. Tenía ese poder.
¿Cuál era la relación que su hijo tenía con este sacerdote?
-Ricardo no lo podía ver, no lo soportaba, me decía que era altanero, que se creía Dios, no lo pasaba. Yo lo estimaba, pensaba que era un cura tan bueno y preocupado de que al colegio no le faltara nada. Yo tenía la mejor opinión del cura, incluso, le decía a mi hijo: ¡Ricardo, tienes que respetar a este sacerdote, porque es el director y ya te queda un año no más!
¿Ustedes los apoderados sabían que el cura era pedófilo?
-De que era pedófilo, nosotras las mamás supimos, pero nos teníamos que quedar calladas, porque tenía el poder de echar al niño del colegio en cualquier momento. Teníamos temor, teníamos que quedarnos calladas y lo comentábamos entre pasillos, no podíamos hablar nada, porque realmente el cura tenía un inmenso poder.
¿Habló con Ricardo sobre las denuncias de abusos en contra de Rismky Rojas?
-No, eso no se comentó, pero sí comentábamos de otros sacerdotes de otros lados. Yo le decía a Ricardo que Rojas tapaba a los otros curas. Ricardo sabía que tenía un amigo que era pareja de Rismky Rojas, que iba a dormir con él, en general, sabía algo, pero realmente entre los dos no conversamos el tema.
¿Tiene alguna teoría en cuanto a la eventual participación de ese sacerdote en la desaparición de Ricardo?
-La carpeta investigativa apunta a que el principal sospechoso es Rismky Rojas. El problema es que los obispos, ya uno murió y el que queda acá, lo sigue encubriendo.
¿Siente que en la desaparición de su hijo puede estar la Iglesia Católica, que no fue una desaparición fortuita?
-Claro. Yo creo que la Iglesia Católica está involucrada, siempre ha estado involucrada. Nunca me llevé con Rismky Rojas. Mi hijo estuvo en el colegio de primero a cuarto medio y nunca hablé con Rojas. Él sabía que yo asistía a las reuniones y yo no pasaba metida en el colegio tampoco. Cuando Ricardo desaparece, este hombre se empieza a acercar a mí. Yo creo que no sólo para ayudarme, creo que era para sonsacar, para ver cómo iba la investigación.
¿Cómo define la gestión actual de la Ministra en Visita, Marta Pinto?
-Ha sido buena, ella partió de cero. Encontró todas las diligencias mal hechas o a medias (en la gestión del juez, Claudio Jara), encontró todo malo y empezó a hacer todo de nuevo.
¿Hay nuevas citaciones, por ejemplo, que no haya decretado Claudio Jara, cuando estuvo investigando el caso de su hijo Ricardo?
-Sí, mucha gente. Incluso, una diligencia que Jara hizo y que la dejó a medias, las terminó la ministra. Ella, se ha movido harto en este tiempo que ha estado.
¿La Ministra tiene alguna teoría de lo que pudo pasar con Ricardo?
-Ella fue la que descubrió que Rismky Rojas es el principal sospechoso de la desaparición de nuestro hijo.
¿Durante la gestión del juez Claudio Jara nunca apareció ni se mencionó el nombre del sacerdote, Rojas?
-No, nada. Fue esta Ministra la que avanzó. Todos los jueces anteriores tampoco hicieron nada, todos tenían amistad con Rismky Rojas. Al principio, incluso, le entregaron copia del expediente a Rismky Rojas y a la abogada de la causa no se la daban.
¿Ese nivel de influencia tenía el cura?
-Sí, Rojas era muy amigo de Octavio Flores, quien fue juez de la causa de mi hijo y cometió el mayor error en el caso y es que cuando fueron a hacer la inspección ocular al último lugar donde estuvo Ricardo, que es la estación de servicio -hoy Petrobras-, no fijó la central de videos que existía ahí, pidió el video de seguridad que era el último video de Ricardo en vida y, eso, le permitió al cura Rojas ir al lugar y hacer desaparecer ese video.