Salud
NACIONAL

Panorama de la salud mental en Chile

  • Recientemente, el gobierno de Chile fue valorado por la OMS por su compromiso con la salud mental, lo que otorga la posibilidad de analizar el panorama nacional, que aún se encuentra mediado por altas tasas de sintomatología en sus habitantes.

En su gira presidencial europea, el mandatario Gabriel Boric visitó la sede oficial de la Organización Mundial de la Salud (OMS), donde conversó con su director, el dr. Tedros Adhanom, quien luego de esta reunión, posteó un tweet donde valoró el compromiso del gobierno por trabajar en colaboración con la entidad en torno a la mejora de la salud mental.

Sin embargo, según la misma OMS, Chile es uno de los países de la región donde la prevalencia de enfermedades mentales es la más alta, lo cual se vio acrecentado durante la pandemia, siendo el segundo país del mundo en el que más se deterioró la salud mental desde el inicio del periodo, registrando un 23,6% de enfermedades de este tipo, según la Encuesta Nacional de Salud.

Incluso, la entidad clasifica a Chile como el sexto país de la región con mayor tasa de suicidios, con 9 por cada 100.000 habitantes, superando la media regional, que es de 6,2. Además, existe un gran número de intentos fallidos, calculándose que por cada persona que se suicida, 20 lo intentan.

Asimismo, según el último Estudio de Carga de Enfermedad y Carga Atribuible realizado en nuestro país, un 23,2% de los años de vida perdidos por discapacidad o muerte (AVISA) están determinados por las condiciones neuropsiquiátricas. “Ante estos desafíos en materia de salud mental, la prevención y el acceso a una atención adecuada son cruciales para revertir las estadísticas, que son realmente preocupantes”, manifiesta Raúl Sánchez, psiquiatra experto en trastornos del ánimo y director del Centro Clínico del Ánimo y la Ansiedad.

Según la séptima ronda del “Termómetro de Salud Mental en Chile ACHS-UC”, elaborado por la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS) y el Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales de la Universidad Católica, un 17,5% de las personas encuestadas exhibieron síntomas asociados a una probable presencia o sospecha de problemas de salud mental, un 13,7% muestra síntomas moderados o severos de depresión y un 22,3% tiene síntomas moderados o severos de ansiedad.

Además, un 35% de la muestra del estudio señala haber consultado con un profesional de la salud mental a lo largo de la vida y haber sido recetado un medicamento. “Este dato subraya la necesidad urgente de mejorar y ampliar el acceso a servicios de salud mental. Como país, debemos trabajar en conjunto para eliminar las barreras que dificultan el acceso a la salud mental, que es un pilar fundamental para el bienestar de las personas”, indica Sánchez.

Lo cierto es que el acceso a la salud mental en Chile aún es una problemática, puesto que ésta no es una política de Estado, por lo cual las estrategias con las que se maneja, van cambiando de acuerdo a las administraciones del gobierno. Frente a esto, el especialista manifiesta que “no podemos ignorar la importancia de invertir en recursos y programas que permitan a quienes lo necesiten recibir el tratamiento adecuado”.

En esta línea, Chile mantiene uno de los presupuestos más bajos en salud mental de la región, con 2,4% del total destinado a salud. En la región metropolitana existen solo dos urgencias psiquiátricas y no está contemplado que los nuevos hospitales cuenten con una.

El Plan GES cubre 85 patologías de salud, de las cuales solo cinco corresponden a enfermedades de salud mental, las cuales son la depresión, la esquizofrenia, el consumo de sustancias, el Trastorno Afectivo Bipolar y las demencias.

Por otro lado, hasta la fecha las causas más comunes de licencias médicas continúan siendo enfermedades de salud mental. En 2022, las licencias tipificadas por trastornos mentales representaron un 29,7% del total, según el Informe Anual 2022 de la Superintendencia de Seguridad Social. “Esta tendencia destaca la urgente necesidad de destinar más recursos a la salud mental y promover una cultura que valore el bienestar emocional. No podemos ignorar el impacto que los trastornos mentales tienen en la vida de las personas y en la sociedad en general”, concluye Sánchez.