Propuesta Nueva Clase Media: Convención Nacional Constituyente para una Nueva Constitución
Declaración del Partido Nueva Clase Media (NCM)
“Aquellos que dicen que la gente en la calle sólo exige medidas sociales concretas y que no les interesa un nuevo proyecto constitucional, claramente, están entrampados en dos circunstancias: o no entienden lo que está pasando o, simplemente, les produce vértigo la sola idea de crear una nueva Carta Fundamental.
Es cierto que la Constitución de 1980 ha sido legitimada y reformada por diversos gobiernos desde el Plebiscito del 5 de octubre de 1988 y retorno a la democracia, y tiene un debido reconocimiento producto de ello. Por esto, la presente propuesta es institucional y se realiza conforme a la actual Constitución. Sin embargo, ésta tiene un origen anti-democrático (su “pecado original”, como otros han dicho) y está siendo profundamente cuestionada, bajo el régimen político y de representatividad que, hoy, está en crisis.
Lo que la gente ha puesto en entredicho es la democracia representativa, la manera en la que tomamos decisiones como sociedad. No sólo tenemos una gran urgencia social. Tenemos una enorme urgencia política. De hecho, la primera es producto de la segunda: tenemos una escandalosa situación en pensiones o en salud porque la forma que tenemos de hacer política no está dando el ancho. El punto clave en toda esta discusión no es si estamos de acuerdo -o no- con el contenido de la Constitución -varios actores se han apresurado a valorar positivamente sus enunciados, ante la idea de su reemplazo-. El punto es que necesitamos una Carta Fundamental que esté legitimada, desde su origen, por toda la ciudadanía.
Los chilenos y las chilenas ya no confían en la clase política, por lo que necesitamos entregarles un mensaje claro y verdaderamente diferente, en sintonía con la idea de inaugurar una segunda transición en Chile, después del término de la Dictadura y retorno a la democracia de los 90 del siglo pasado. Hoy vamos a refundar la política Chilena. Comenzaremos esta tarea cimentando una nueva República, por lo que realizaremos una Nueva Constitución, y lo haremos de forma plenamente participativa e institucional.
Existe una alternativa muy democrática e institucional para crear una nueva Constitución que pasaremos a detallar: la Convención Nacional Constituyente. Se trata de una instancia que reúne a representantes electos directamente por la ciudadanía, especialmente para crear una nueva Constitución, así como a representantes del poder legislativo (parlamentarios), el poder ejecutivo, el poder judicial y los poderes locales y regionales.
Reforma al Mecanismo de reforma de la Constitución Capítulo XV
Para realizar una Convención Nacional Constituyente, sólo hace falta que el Presidente y el Congreso acuerden reformar el capítulo XV de la actual Constitución, donde se establecen los mecanismos para cambiar la Carta Fundamental. Dicho acuerdo consistiría en aprobar con los ⅔ del Congreso Nacional una reforma a los mecanismos de reforma de la Constitución que establezca la creación de una Convención Nacional Constituyente, cuyo único objeto sea otorgar una Propuesta de Nueva Constitución que debe ser plebiscitada por todos los ciudadanos del país.
Composición y procedimientos de la Convención y Plebiscito Nacional
Con el fin de que esta Convención sea plenamente democrática, proponemos que esté conformada por 2000 representantes de todo el país. El 50% de los miembros de la Convención deben ser representantes electos por la ciudadanía en las 16 regiones de Chile.
La mitad restante serían representantes del Estado, entre diputados, senadores, ministros, jueces de la Corte Suprema, Alcaldes, Cores y representantes de los concejales. De este modo, aseguramos que la expresión de la ciudadanía esté representada por una gran diversidad de actores. Podría decirse que 2000 representantes es un número inmanejable, sin embargo, no debemos escatimar en esfuerzos e ingenio si se trata de conducir el proceso más democrático y participativo que ha librado el país en toda su historia.
En perspectiva histórica, sin perjuicio de las crisis que hemos tenido en los últimos años (1973 y la actual), somos un país con una de las democracias más estables de toda América Latina, y hoy contamos con la tecnología para comunicarnos sin importar límites geográficos. Estamos a la altura del desafío.
La Convención debe elegir un Comité Ejecutivo de cerca de 30 personas, para que dirijan comisiones de todos los temas constitucionales relevantes. Cada comisión, conformada de unos 60 representantes en todo el país, debe organizar diálogos participativos en todas las regiones, para recoger ideas de la ciudadanía. Luego, cada Comisión debe sintetizar estas ideas y someterlas a discusión, para promover nuevos acuerdos y consensos. Todo este trabajo participativo lo concentrará una comisión redactora electa por la Convención Nacional para redactar los acuerdos y los disensos conforme a lo que se propone en el siguiente detalle:
a) Aquellos asuntos en que exista acuerdo de las comisiones será votado por la Convención Nacional (2000 convencionales) para su aprobación final y así puedan ser parte del texto definitivo.
b) Sobre aquello que no exista acuerdo en las comisiones, las diversas alternativas deberán ser votadas por toda la Convención, siendo aceptadas como definitivas, para el texto final que deber ser plebiscitado, todas aquellas sobre las que exista un voto a favor superior a un 70%.
c) Las propuestas que tengan al menos un voto favorable sobre el 30%, podrán ser sometidas a Plebiscito, para que la totalidad de la ciudadanía termine por zanjar la nueva Constitución.
En síntesis, se someterá a Plebiscito Nacional un texto definitivo y también las alternativas que obtengan un 30 por ciento de la Convención. Más allá de los procedimientos específicos, que deben ser convenientemente reglamentados, es necesario orientarse por la idea de combinar acertadamente la democracia representativa, la democracia directa y la democracia deliberativa. Ello implica confiar en representantes, aceptar la soberanía del pueblo y su derecho a incidir directamente sobre las decisiones colectivas, pero también buscar los acuerdos y la inclusión de todos los puntos de vista diversos y/o minoritarios en la formulación de Nueva Constitución. Esto nos brinda mayor estabilidad, nos permite tomar decisiones mejor ponderadas, valorar e integrar diversidad de posturas existentes y, finalmente, obtener mejores resultados.
Consideraciones finales
Es justo reiterar que, cuando las multitudes se abalanzan sobre las calles y se restan de los procesos eleccionarios (sólo la mitad del país vota), están diciendo que las urnas son insuficientes y que el sistema democrático no está funcionando. La ciudadanía está pidiendo un nuevo comienzo. Hoy es tiempo para formar un nuevo Chile. Si no somos capaces de entenderlo, no sólo habremos desaprovechado una enorme oportunidad histórica para mejorar nuestra democracia, sino que postergaremos un problema que seguirá profundizándose.
Más temprano que tarde, la crisis volverá a estallar, a la espera de que un nuevo liderazgo sea capaz de abordarla, o trayendo consecuencias nefastas para el país, o ambas cosas. Por eso, hoy, un grupo de personas de la Nueva Clase Media nos hemos convocado en pos de lo que fue nuestra participación activa, como muchos chilenos lo hicieron, en la recuperación de nuestra Democracia y del pleno respeto y defensa de los Derechos Humanos a través de la vía pacífica y democrática. También en la creación de este documento han participado, activamente, jóvenes de estos nuevos tiempos que han reflexionado sobre su lugar y compromiso con la democracia chilena.
Ante esta evidente crisis social y política, suscribimos este documento para el debate constitucional y el enriquecimiento de nuestra democracia, para aportar en la construcción de una Nueva Constitución, que consagre la idea de un Estado Solidario por sobre uno meramente subsidiario, una economía social de mercado centrada en la solidaridad, sustentabilidad ecológica y que corrija el neoliberalismo extremo expresado en el Estado mínimo.
Un régimen político que equilibre los poderes del estado ya sea mediante un régimen semi presidencial o presidencial moderado. Un proceso legislativo más eficiente que podría producirse con un sistema Unicameral. Que consagre una democracia participativa dándole importancia a los Plebiscitos. Un moderno régimen de derechos y deberes de las personas y deberes sociales del Estado. Un Estado pluricultural que reconoce sus pueblos indígenas, sus derechos colectivos, territoriales, políticos y culturales, Un Estado Regional que aunque unitario, supere la centralización excesiva de Chile.
En fin, un Estado democrático de derecho para el Siglo XXI.
NOTA: En el momento que se estaba terminando la elaboración del presente documento, los Alcaldes de Chile acordaron un Plebiscito para que la comunas se pronuncien sobre la necesidad de una Nueva Constitución. Nosotros estamos convencidos que en estos días de crisis social y política el pueblo ya habló muy mayoritariamente por una Nueva Constitución. Los Plebiscitos comunales ratificarán esta convicción”.