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NACIONAL

Salud colapsada, entre la primera línea y la última cama

Por: Daisy Castillo Triviños

¡Ante una situación extrema y un sistema colapsado! Ésa es la condición en que se encuentran los hospitales públicos del país, ante el aumento de contagios por Covid-19, con pacientes que, desde hace semanas, han comenzado a llegar a los recintos en busca de ayuda para sobrevivir.

Y las cifras de fallecidos es desgarradora: más de 30 mil. Sin embargo, pese a las cuarentenas, en las calles se sigue observando una alta movilidad, mucha gente que anda transitando como si no sucediera nada, como si el virus ya no estuviera presente en Chile.

A esa realidad, de gente que no entiende la gravedad de la crisis sanitaria que enfrenta el país, se contrapone el trabajo que, a diario, realizan los profesionales de la salud que llevan más de un año luchando por salvar a los pacientes y con el alto riesgo de contagiarse. Aunque los profesionales de la salud, han denunciado a las autoridades la falta de recursos materiales, la necesidad de contratar más personal, porque no dan abasto y muchos están con licencias médicas, los llamados que hacen no son escuchados por el Ministerio de Salud, ni por los directores de los hospitales públicos.

Se está en un escenario complejo, donde para que usted que está leyendo este reportaje, entienda de lo que estamos hablando y dimensione la gravedad, les damos un ejemplo muy claro: en los hospitales se está usando el concepto de la “cama caliente”, es decir, la desocupa un paciente y, de inmediato, llega a ser ocupada por otro enfermo. Lamentablemente, el dilema de la última cama, también es una realidad que se está viviendo, ¿se privilegia a una persona joven o a una persona mayor?

“Cápsula Informativa” conversó con profesionales de la salud del sistema público y que son testigos presenciales de lo que está ocurriendo, que están “en la primera línea” como a algunos les gusta llamarlos. Están, donde ni usted ni yo estamos.

¡Hospital San José: ya no hay camas críticas!

Mauricio Navarro, kinesiólogo del Hospital San José, asegura que “estamos con un sentimiento de abandono de parte de la autoridad, la gente se siente, prácticamente, sola trabajando en los servicios. Hay problemas de falta de equipamiento necesario, como las bombas de infusión para administrar medicamentos, monitores que son imprescindibles para saber el estado real de los pacientes, faltan desfibriladores que hay en algunos sectores, pero como se ha tenido que hacer uso de box y de salas en las que, comúnmente, no se atendía este tipo de paciente, por la seguridad de los mismos pacientes se requiere ese tipo de maquinaria”.

El dirigente afirma que “las urgencias están colapsadas, nos falta personal, nos faltan lugares donde atender a los pacientes y en el Hospital San José, las 55 camas críticas están ocupadas. No vemos de parte del Estado, el apoyo que se requiere en este momento”.

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¿Dónde hospitalizar a los pacientes?: la triste incertidumbre

Tixia Córdoba, del Hospital Padre Hurtado, señala que la realidad del recinto de atención es compleja, con varios funcionarios fuera de servicio y se cuenta con, apenas, mil personas trabajando a honorarios, “lo que no da abasto para atender a los pacientes y la complejidad de los pacientes. En la Unidad de Emergencia de Adultos, por ejemplo, diariamente, amanece con 60 pacientes hospitalizados y de ellos, hemos llegado a tener 10 pacientes en ventilación mecánica de urgencia, otros 10 ó 14 que están a un paso de ser intubados, sin posibilidad de cama o que la Red se haga cargo”.

Añade que “tenemos 41 camas totales de UCI, 33 de ellas, están siendo ocupadas por pacientes Covid-19 y 8 camas que están siendo ocupadas por pacientes que tienen otras patologías. Y en el caso de las camas UTI, tenemos 20: 12 de ellas que se ocupan con pacientes positivos y 8 con otros pacientes”.

Tixia Córdoba señala que “también nos hemos encontrado con que los pacientes están mucho tiempo esperando que se logre conseguir un cupo en alguna parte. Lo que es real cuando se habla del 90 ó 95 por ciento de ocupación es que, en el fondo, estamos jugando a las camas calientes, porque no es que tengamos camas desocupadas, el paciente se levanta de la cama y entra otro en forma inmediata. Aquí, hemos ido abriendo cupo, pero estamos con la dificultad de que no tenemos personal para poder atender”.

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¡Trabajando en precarias condiciones!

Roxana  Guajardo, del Hospital Sótero del Río, indica que en el recinto se establecieron unidades donde concentrar los pacientes ventilados, al igual que durante la primera ola: UPC, Urgencia, Coronaria, Recuperación y Medicina.  “Actualmente, el Sótero del Río tiene capacidad para 80 pacientes ventilados, hoy por ejemplo, hay 4 pacientes ventilados en la urgencia, 7 en la recuperación, 9 en medicina, 5 en coronaria y todo el resto en la UPC Adulto. La indicación es recibir dos adultos en UCI Pediátrica, una vez que urgencia tenga 6 pacientes ventilados”.

La profesional, revela otras situaciones con las que están teniendo que lidiar los trabajadores y que demuestran la precariedad en la que desarrollan sus funciones. “En el hospital, exigimos condiciones de trabajo dignas, no puede ser que nuestros compañeros tengan que almorzar en el pasto, porque no hay suficiente espacio en las salas de estar para los horarios de colación, donde el casino es para 200 funcionarios y, hoy somos casi 5.000 con un flujo de 3.000 en el día. No hay  baños en algunas unidades y, en otras, son  insuficientes para todos, teniendo que ocupar baños de los pacientes muchas veces”.

Añade que “incluso, se comparten espacios no habilitados para atender pacientes ambulatorios, donde debe salir uno para entrar otro y, ahí mismo, se debe comer y dejar pertenencias personales”.