Mar austral
NACIONAL

Vida en el mar austral: Todo apunta a que industria del salmón está afectando gravemente conservación de ballenas

  • Aunque Chile se ha comprometido a “proteger espacios claves para el desarrollo de sus ciclos de vida, implementando medidas adicionales de protección en los lugares de cría, apareamiento, cuidado parental, alimentación y rutas migratorias”, la realidad es otra.
  • Investigaciones científicas y penales dan cuenta de múltiples casos de muerte de ballenas asociados a la operación de centros salmoneros.

Sin gloria pero sí con pena, el 23 de julio se conmemoró el Día Mundial de las Ballenas y Delfines. Cetáceos que abundan en los mares de Chile, en especial del sur austral y que en los últimos años han sido frecuentes protagonistas de crónica roja.

Sernapesca oficia a la Fiscalía para investigar muerte de ballena jorobada en un centro de cultivo de Australis Mar” (2024); “Encuentran ballena jorobada muerta en las cercanías de centro salmonero al interior de Parque Nacional Laguna San Rafael” (2024); “Las ballenas jorobadas muertas en la Patagonia de Chile llegaron a las pantallas de los edificios de Nueva York” (2024)”; “Revelan impactante video de la muerte de una ballena sei que enmalló en una jaula salmonera en 2020” (2023): “Tragedia silenciosa: Chile encabeza las cifras de muertes de ballenas debido a colisiones con barcos” (2025).

Con tales titulares, el 23 de julio no había mucho que conmemorar. En realidad.

Son múltiples los tipos de ballenas que usan el mar patagónico como corredor biológico. O “corredores azules”, como se llama también a sus rutas migratorias. Las ballenas franca austral, azul y jorobada entre las más conocidas. De los delfines, las toninas en sus múltiples variantes, una de ellas el chileno, además del austral. E incluso la orca.

Con tanta heráldica presencia, se podría pensar que somos un país preocupado por protegerles. Al menos, así se entiende con la normativa proteger espacios claves para el desarrollo de sus ciclos de vida, implementando medidas adicionales de protección en los lugares de cría, apareamiento, cuidado parental, alimentación y rutas migratorias”.

Algo que, en la práctica, no está ocurriendo.

Así lo constata la experta en clima y ecosistemas de Greenpeace, Silvana Espinosa. En una reciente entrevista en La Prensa Austral, constató que uno de los principales riesgos para estos mamíferos marinos es la industria que saca aplausos entre autoridades y ciertos sectores políticos.

La salmonicultura impacta gravemente los ecosistemas marinos debido a la contaminación generada por residuos, productos químicos y escapes de salmones, lo que altera el equilibrio y la salud de las aguas de las que dependen ballenas, delfines y numerosas especies” señaló hace pocos días la geógrafa.

Investigaciones han constatado que “esta industria no sólo amenaza la vida de estas especies, sino que también fragmenta y degrada sus hábitats, afectando a cientos de organismos marinos que comparten estos ecosistemas”.

A esto se agregan “las colisiones con embarcaciones son uno de los riesgos más críticos, debido al creciente tráfico marítimo asociado, principalmente, a las operaciones de la industria salmonera. Este incremento no sólo genera un peligro físico directo, sino que también intensifica la contaminación acústica producida por motores y actividades industriales, interfiriendo con la comunicación y orientación de estos cetáceos” explica.

Información científica confirma

La opinión de Espinosa no es aislada. Así lo constata un informe de 2023 del Programa Austral Patagonia, suscrito por Francisco Viddi, Luis Bedriñana-Romano y Rodrigo Hucke-Gaete, investigadores del Laboratorio de Ecología de Mamíferos Marinos del Instituto de Ciencias Marinas y Limnológicas (UACh) y el Centro Ballena Azul.

Entre sus conclusiones, establecen que “los efectos adversos de la acuicultura para los mamíferos marinos pueden incluir enmallamientos fatales y no fatales, lesiones, pérdida o alteración del hábitat, alteraciones en la distribución y dieta. Algunos mamíferos marinos pueden ser atraídos a las jaulas debido a la gran cantidad de peces circundantes que, a su vez, llegan hasta allá atraídos por el exceso de alimento (pellets) o plancton acumulado cerca de las jaulas. Este es el caso observado para los tursiones en el mar Mediterráneo”.

Esto es en sintonía con un pre-informe de una necropsia realizada a una ballena jorobada muerta en las inmediaciones de un centro de cultivo de Cooke Aquaculture, en las inmediaciones del Parque Nacional Laguna San Rafael.

Dentro de las conclusiones, se consignó que “la ballena jorobada fue avistada nadando cerca de granjas salmoneras antes de su muerte, lo que aumenta la probabilidad de interacción antropogénica”. Entre ellas, con redes de pesca o líneas de fondeo, ya que “las lesiones lineales en diferentes partes del cuerpo podrían ser consistentes con el contacto con cuerdas, cables o redes asociadas a la infraestructura de las granjas de salmones o algún arte de pesca”. Además, se consigna “trauma mecánico” dado que “los hematomas en la región del pedúnculo y la zona axilar izquierda podrían sugerir un traumatismo físico, posiblemente por colisión con embarcaciones menores asociadas a las actividades de las salmoneras, aunque en este caso, esté asociado a laceración de tejido y la presencia de grandes cavidades con hemorragias”.