Martín Vila
NACIONAL

Abogado Martín Vila y la aplaudida paridad de género que ante Convención Mixta no se aplicaría

Por: Daisy Castillo Triviños

¡Felicitaciones, abrazos y besos por doquier! Así fue el panorama, en la Cámara de Diputados y en el Senado por la aprobación de la fórmula de paridad de género para el llamado Proceso Constituyente. Sin embargo, hay algo que, de seguro, usted no sabe y que si se analiza en detalle, esas felicitaciones, abrazos y besos podrían quedar sólo en un recuerdo, en la fotografía que captaron los medios de comunicación y que los propios parlamentarios que dieron su apoyo a la iniciativa se encargaron de reproducir en sus redes sociales para demostrar que ¡están, ahora y producto de las actuales circunstancias, con la ciudadanía!

El punto es que de ganar la opción “Apruebo”, el 26 de marzo, se deberá definir si el modelo para instalar a los constituyentes será vía Convención Mixta o Convención Constituyente. No son lo mismo y sus implicancias, tampoco son las mismas. ¡Vamos a partir por aclarar los conceptos!

La Convención Mixta estaría integrada por un 50% de parlamentarios y el otro 50% por ciudadanos electos, mientras que en la Convención Constituyente, el 100% de sus integrantes serían ciudadanos electos, o sea, fuera la “camada” de políticos que venimos viendo por décadas. Y, esto no es todo y aumenta el problema, porque en la Convención Mixta la paridad de género, ésa que tanto aplaudieron algunos parlamentarios, no se aplica. Entonces, ¿qué pasa si tiene más respaldo la idea de esta Convención Mixta? Simple, no hay cupos especiales para un equilibrio entre el número de hombres y mujeres.

Esto, a diferencia de la Convención Constituyente, donde sí se aplica la paridad de género. Sin embargo, el actual escenario es incierto, entre la aprobación de un tipo de Convención u otra.

Una mirada crítica del escenario político es la que aporta el abogado, Martín Vila, quien en entrevista con “Cápsula Informativa” señala que “efectivamente, los medios de comunicación no le han puesto la  atención suficiente y creo que la política tampoco ha puesto el hincapié suficiente al hecho de que hay dos tipos de votos. Un voto es por aprobar o rechazar la redacción de una nueva Constitución y un segundo voto, es respecto de la composición del órgano que va a redactar esa nueva Constitución y donde, nuevamente, tenemos dos opciones: una Convención Mixta que se elige la mitad de sus integrantes por elección popular, donde aplicaría la paridad de género y, la otra mitad, es designada por el Congreso y lo más probable es que cada partido los designe en proporción a su fuerza dentro del Congreso y podrían ser sólo hombres. Ahí, la paridad no existe”.

En la Convención Mixta son 172 convencionales…

-Entonces, pueden ser 38 mujeres versus los 134 que podrían ser hombres.

En el caso de la Convención Constituyente son 155 convencionales, 100% electos.

-Ahí sí se aplica la paridad.

¿Cómo se entiende que, en un país donde las autoridades de turno lo proclamaron como el “Jaguar de Latinoamérica” (Eduardo Frei Ruiz Tagle), se discuta la paridad de género?, ¿eso no demuestra lo subdesarrollado que es Chile?

-Estamos en un país que es parte de Latinoamérica, donde la mujer ha sido más segregada que en el resto del mundo y si necesitamos   paridad es porque, justamente, la participación de la mujer en las instancias públicas, en la política, en las empresas, en el trabajo, en general, es bajísima y no creo que sean bajísimas, porque no quieran trabajar, es bajísima, porque han sido excluidas. Qué bueno que se aprobó una forma de paridad, pero para variar, no se preocuparon de la otra alternativa, ¿quién me asegura que va a ganar una u otra opción de Convención? Hay encuestas que dicen que están a 10 puntos de diferencia, entre Convención Mixta y Convención Constituyente, y 10 puntos son, absolutamente, remontables dentro de un par de meses y no me confiaría que va a existir Convención Constituyente.

Los miembros no electos, que son los parlamentarios, no tienen por qué aprobar, el criterio de paridad en la Convención Mixta y, además, sería imposible aplicar el criterio de paridad, porque dentro del Parlamento, la mayoría abrumadora son hombres y no mitad y mitad y no existe paridad ni siquiera cercana.

Y tenemos casos como el de la senadora, Ena Von Baer que votó en contra de la paridad de género.

-Así es. Es mucho más incierto el panorama, porque existe gente que por ideología está sacrificando sus derechos de género. Estamos hablando de discutir si es tan válida la opinión de un hombre como la de una mujer, o sea, no entiendo una ideología que ponga en duda eso. Voy a desconfiar, porque la paridad es tratar de regular o de contrapesar lo que se está dando en la sociedad, ¿va, conscientemente, un senador o senadora a desconfiar de lo que diga una mujer dentro de la Convención Constituyente?, ¿por qué? El motivo ideológico es de fondo y esa ideología está minando algo que es tan razonable como creer que somos, absolutamente, iguales, por lo menos, en cuanto a derechos, a opinión. No hay ningún criterio que permita discriminar entre hombres y mujeres.

En la Convención Mixta, los parlamentarios van a mantener su dieta, mientras que los electos tendrán 50 UF mensuales, durante el ejercicio del cargo. ¿Hay, de nuevo, desigualdad entre los miembros de esta llamada Convención Mixta?

-La Convención Mixta sería lo más inequitativo, porque resulta que tenemos un problema con la paridad hombres-mujeres y tenemos un problema de desigualdad de los ingresos. Las 50 UF, puede ser un incentivo perverso, pero el sueldo “reguleque” de los parlamentarios, al lado de ese incentivo es cuatro veces más, además de todas sus asignaciones.

¿Cuál es el beneficio que tiene una Convención Constituyente por sobre una Convención Mixta?

-Dentro del contexto, de la cancha que rayaron los parlamentarios para llegar al plebiscito, hay dos opciones, ninguna de las dos es, absolutamente, democrática. Ninguna de las dos opciones es, totalmente, libre, pero hay una que es más representativa de la sociedad que la otra. La Convención Constituyente es integrada cien por ciento por miembros electos, con todos los reparos de la forma en la cual se pueden integrar, del trabajo que puedan realizar los independientes, de cómo pueden postularse, mientras que en la Convención Mixta, te encuentras con que hay un cincuenta por ciento de parlamentarios en ejercicio que vienen haciendo las cosas de la misma forma en que la han hecho en los últimos treinta años, entonces, ¿qué es lo que van a votar? Ellos, están muy cómodos con la actual Constitución y si me aseguran que tienen un cincuenta por ciento de la Convención Mixta, llegar a los dos tercios no les cuesta nada para los temas que les parecen relevantes, pero al mismo tiempo, hace imposible que los independientes lleguen a los dos tercios si no están de acuerdo con ellos, eso no me parece democrático.

¡Una trampa beneficiosa para algunos!

En la Convención Mixta son 172 convencionales, sin inhabilidad, es decir, pueden presentarse como candidatos cuando terminen el mandato, mientras que en la Convención Constituyente que son 155 integrantes, tienen inhabilidad, lo que significa que no pueden presentarse a la elección un año después de terminar el mandato. ¿Bastante fácil para los parlamentarios ser constituyentes, entonces?

-Me parece muy bien que exista una traba a los constitucionales constituyentes que participen en el proceso para postularse a cargos de elección popular, durante un buen período de tiempo, en este caso, cuatro años, porque esperamos que no vayan los políticos de convencionales constituyentes, esperamos que vayan representantes de organizaciones sociales, porque si instalo la posibilidad, como en el caso de la Convención Mixta que se re-postulen a otro cargo, lo que estoy haciendo, además, del incentivo de los $2.500.000 de remuneración, estoy usando un incentivo para ocupar como trampolín la elección de constituyente para después  poder ser parlamentario.

Pensando, mal intencionadamente, si se llegara a modificar la fecha del 26 de abril del plebiscito y se aplaza, sabemos que en octubre hay elecciones municipales, ¿se abre el escenario para que alcaldes que saben que no serán reelectos, los designen los partidos como constituyentes?

-Tienes toda la razón, porque la idea original es que, justamente, las elecciones municipales se hagan en conjunto con la Constituyente. Si se llegara a aplazar el Plebiscito del 26 de abril, por más de un mes, sería imposible hacer en conjunto las elecciones y se podría producir, perfectamente, el incentivo perverso que estás señalando. Yo pierdo o salgo segundo en la elección de alcalde y me presento a la Constituyente o, al revés, renuncio antes a la alcaldía, porque sé por las encuestas que no voy a salir electo, y me presento a la Constituyente, porque igual tengo una votación importante y, entonces, se dan las pruebas de consuelo de antemano.

O sea, un alcalde que sabe que no ganará la elección de octubre, se inscribe en junio de 2020 para ser parte de la Constituyente y, así, se asegura estabilidad laboral, con $2.500.000 mensuales

-Así es. Y, eso es un despropósito mayor.

¡El mal recuerdo de Cecilia Morel!

Usted, es partidario de la Convención Constituyente, ¿cuáles son sus fundamentos para apoyar esa alternativa?

-Soy partidario de la Convención Constituyente con todos los reparos que me merece la fórmula, considerando que la participación de los independientes está lejos de estar asegurada y como tenemos crisis de legitimidad, lamentablemente, los partidos políticos ya parten en esta Convención con un plus, porque tienen financiamiento estatal para ir a las elecciones de constituyentes, tienen orgánica. De todas maneras, es una oportunidad histórica de cambiar la Constitución, de tener una Constitución más legitimada dentro de la población y, eso permitirá, dentro de ciertos plazos razonables, que vayamos emparejando un poco la cancha y que la gente también se dé cuenta que no puede seguir eligiendo a los mismos parlamentarios que actúan de espalda al resto de la ciudadanía que los elige y, eso, también es parte de una nueva Constitución. Una nueva Constitución permite como cualquier estructura o institución, modificaciones, ser  flexibles ante los cambios que son necesarios. Ésta es una oportunidad de tener algo o de caminar hacia una discusión donde, en democracia real, se pueda establecer un acuerdo entre todos de qué país queremos tener.

¿Cómo debiera ser el proceso para que, al menos, se dé señales de cierta transparencia y generar condiciones de paridad de género y más ciudadanos que se hagan parte de este procedimiento?

-Establecer por ley que no puede haber diferencia de sueldos entre hombres y mujeres. Si la empresa dice ¡me sale más cara la mujer!, bueno, los hombres tenemos que pagar esa diferencia, en el sentido de que se rebaje dentro de la empresa, dentro de la institución lo que corresponda y se equiparen los sueldos.

El abogado, Martín Vila, asegura que en el acuerdo alcanzado para llevar adelante un Plebiscito, “están cediendo los políticos una parte de poder, en la Convención Constituyente, pero prima la participación de sus partidos y la participación que tengan orgánicamente en la elección de los convencionales constituyentes. En el caso de la Convención Mixta, donde no se toca el más mínimo de poder, están perdiendo nada, porque no están dispuestos a ceder privilegios, aunque sean de extrema izquierda o derecha parlamentaria”.

Esta conversación de equiparar la cancha en la sociedad, hace recordar las palabras de Cecilia Morel, cónyuge del Presidente, Sebastián Piñera, cuando en octubre de 2019, vía Whatssap le dijo a una amiga vamos a tener que disminuir nuestros privilegios y compartir con los demás.

-Yo creo que ése es el mejor resumen. Tener que compartir privilegios es reconocer que nos hemos adueñado de ciertos privilegios. La verdad es que uno no debiera compartir privilegios, porque servir a la política debiera ser una opción de vida y no servirse de la política, entonces, no se debiera por qué tener privilegios por el hecho de participar en política, teóricamente, pero eso es en sueño. El contra sueño o la pesadilla es lo que estamos viviendo hoy día, treinta años donde la gente que partió todavía sigue profitando de la actividad pública y de la actividad política y se creó una casta, una élite, que profita de estos privilegios. Lo más dañino que le ha ocurrido a Chile es que un Presidente de la República, al mismo tiempo, sea un gran empresario, lo pone en una situación de conflicto de intereses enorme y, eso, es malo para el país, para éste o para cualquiera.

Martín Vila, advierte en el caso de Sebastián Piñera, siendo empresario y Presidente, que “cuando tú administras una empresa lo que estás poniendo en riesgo, como empresario, es tu patrimonio, cuando administras un país lo que estás poniendo en riesgo es a todas las personas, entonces, no es lo mismo arriesgar lo propio a arriesgar lo ajeno”.