Por: Rodrigo Chandía, presidente Fundación Chile Diverso.

“Una respuesta efectista frente al miedo de una enfermedad que nunca tuvo una respuesta adecuada por parte del Estado chileno, provocando una expansión en la población más joven.

El test Rápido del VIH es llegar tarde al problema y sólo se busca disminuir las consecuencias del daño físico de la persona y el daño económico del sistema de salud, al tener que dar cobertura en carísimos tratamientos por el mayor tiempo de vida de la persona.

Estamos en presencia del placebo de las ONG que se auto-convencen de estar haciendo algo que justifique la existencia de ellos, además, de obtener una limosna de parte del Estado para subsistir. Simplemente, un placebo al dolor de llegar tarde y haber fracasado en políticas públicas de prevención, con el consiguiente costo humano y económico del país.

No debemos olvidar que el Test Rápido es un diagnóstico de que la persona vive con el virus del VIH. Es sólo el comienzo del proceso médico.

Si el test rápido es reactivo, se le tomará una muestra venosa de sangre, para el proceso de diagnóstico de VIH, que será enviada al hospital de referencia para su procesamiento y, posterior, envío al ISP (Instituto de Salud Pública), dependiente del resultado de sus exámenes, entonces, esa persona podrá o no ingresar al tratamiento correspondiente.

Creemos que es un placebo que esconde lo complejo que es vivir con VIH. La solución es educación afectiva y efectiva en familia con un trabajo desde el Estado chileno sobre lo que es la educación sexual para que la sociedad entienda y comprenda esta realidad”.